No creo que en una guerra o posguerra se deba hablar de buenos o malos, pero si de vencedores y vencidos. Y los segundos, tienen mucho que perder, y si no que se lo digan a Enrique García Brisac.
"Querido, muy querido hijo de mi alma. En estos últimos momentos, tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón, que ya es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. [...] Voy a morir con la cabeza alta sólo por ser buena; tú, mejor que nadie, lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas muy buenas no guardan rencor, y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? [...].
Tú padre y yo vamos a la muerte orgullosos. [...] Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe, después de una infinidad de besos, el beso eterno de tu madre, Blanca."
Reportaje Trece Rosas para una leyenda. El País 01/10/2007
"Querido, muy querido hijo de mi alma. En estos últimos momentos, tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón, que ya es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. [...] Voy a morir con la cabeza alta sólo por ser buena; tú, mejor que nadie, lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas muy buenas no guardan rencor, y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? [...].
Tú padre y yo vamos a la muerte orgullosos. [...] Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe, después de una infinidad de besos, el beso eterno de tu madre, Blanca."
Reportaje Trece Rosas para una leyenda. El País 01/10/2007
Actualmente hay en España un acalorado debate sobre la Ley de la Memoria Histórica, sobre si es mejor remover el pasado u olvidar. Yo creo que para olvidar hay que enterrar a los muertos y los fantasmas. En mi pueblo sigue la placa en la iglesia el nombre de los nacionalistas caidos, pero aún se guarda silencio sobre los vencidos, así no se puede olvidar.
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