viernes, agosto 07, 2009

Después de las lágrimas

A él le horrorizaban las lágrimas de ella y ella, que lo sabía, hacía tal esfuerzo por evitarlas que, al final, salían a borbotones con más fuerza que se las hubiera dejado fluir desde el principio. Hacía unos meses que se conocían…
[…]
Un día, el último que iban a verse antes de las vacaciones –que, obviamente, no iban a pasar juntos-, ella empezó a llorar de repente. Y él empezó a ponerse nervioso. Ella quería decirle que necesitaba saber que ese tiempo que iban a estar separados él iba a pensar en ella, que necesitaba saber que ella existía en algún punto del corazón de él, que necesitaba de cuando en cuando, aunque él estuviera en la Seychelles con la otra, recibir una señal para aferrarse a ella y no ahogarse en aquel mar de lágrimas que le impedía decir todas las cosas que quería decir y que no sabía muy bien cuáles eran, pero le llenaban la garganta y el estómago y los ojos. De noche, en el patio, las plantas parecían las únicas en entender aquellas lágrimas, y él, como un autómata, no hacía más que repetir: “No llores, por qué lloras, no puedo soportar que llores…”


Isabel Coixet. Fragmento de DESPUÉS DE LAS LÁGRIMAS. Publicado el 02 de agosto en el Dominical de El Periódico de Cataluña

miércoles, agosto 05, 2009

elbruto.es

Es la primera vez que llego tan lejos!!