El calzado ideal para mi a la hora de hacer el amor son unas botas de caña alta, ¡altísima!, justo hasta la ingle...y un poquito más arriba, pero elaboradas sobre la marcha y a mi medida con un noble material: la saliva. Cosidas a golpe de lengua y de deseo, empezándo entre los dedos de los pies para ir deslizandose suavemente, puntada a puntada, ribeteando las cotas más altas.
No me acuerdo donde leí este texto, si que era de una sexóloga, y sí, que me encanto